lunes, 9 de julio de 2012

El judaísmo oculto de Cristóbal Colón


OPINIÓN: ¿Mantuvo en secreto Cristóbal Colón que en realidad era judío?
El viaje del explorador no fue, como se cree comúnmente, financiado
por la reina Isabel, sino por dos judíos conversos y un judío
Por Charles García
Lunes, 21 de mayo de 2012 a las 15:58
(CNN) – Este domingo se cumplieron 506 años de la muerte de Cristóbal Colón.
¿Todo el mundo conoce la historia de Colón, no? Un explorador italiano
de Génova que zarpó en 1492 para enriquecer a los reyes de España con
oro y especias de oriente… Pues no.
Durante mucho tiempo, los historiadores ignoraron la gran pasión de
Colón: liberar Jerusalén del dominio musulmán.
En tiempos de Colón, los judíos fueron objeto de una persecución
religiosa. El 31 de marzo de 1492, el rey Fernando y la reina Isabel
decretaron la expulsión de los judíos de España. El edicto estaba
dirigido a los 800,000 judíos que no se habían convertido y les daba
un plazo de cuatro meses para hacer las maletas y marcharse.
Los judíos que, obligados, renunciaron a su fe y se convirtieron al
catolicismo se llamaban "conversos". También hubo unos que fingieron
haberse convertido y practicaban externamente el catolicismo pero
ocultamente seguían las prácticas judías. Eran los llamados
"marranos".
Decenas de miles de "marranos" fueron torturados por la Inquisición
española. Fueron presionados para dar los nombres de sus familiares y
amigos, que luego eran amarrados a estacas y quemados vivos. Sus
tierras y posesiones eran luego divididos por la Iglesia y la Corona.
Recientemente, varios investigadores españoles, como José Erugo, Celso
García de la Riega, Otero Sánchez y Nicolás Días Pérez concluyeron que
Colón era un "marrano" que tuvo que renunciar a la práctica externa de
su religión ante la brutal limpieza étnica que se llevó a cabo.
Colón firmó su último testamento el 19 de mayo de 1506 en el que
incluía cinco curiosas y reveladoras cláusulas.
Dos de sus disposiciones, entregar una décima parte de sus ingresos a
los pobres y dar una dote anónima a niñas pobres, eran tradiciones
judías. También dispuso dar dinero a un judío que vivía a la entrada
del Barrio Judío de Lisboa.
En esos documentos, Colón utilizaba una firma triangular de puntos y
letras similar a las inscripciones encontradas en lápidas de
cementerios judíos en España. Ordenó a sus herederos utilizar la firma
a perpetuidad. Según "La Historia de los Marranos", del historiador
británico Cecil Roth, el anagrama era una versión críptica del kadish,
una oración recitada en la sinagoga por los dolientes tras la muerte
de un ser querido. Por tanto, este subterfugio de Colón permitió a sus
hijos rezar el kadish por su padre cuando murió. Finalmente, Colón
dejó dinero para apoyar la cruzada que esperaba sus sucesores
realizaran para liberar la Tierra Santa.
Estelle Irizarry, una profesora de lingüística de la Universidad de
Georgetown, analizó el lenguaje y la sintaxis de cientos de cartas,
diarios y documentos manuscritos de Colón y llegó a la conclusión de
que el idioma principal del navegante, tanto escrito como hablado, era
el castellano. Irizarry explica que el castellano del siglo XV era el
"yiddish" de la judería española, conocido como "ladino". En la parte
superior izquierda de todas las cartas de Colón a su hijo Diego,
excepto en una, aparecen manuscritas las letras bet-hei, que
significan b'ezrat Hashem (con la ayuda de Dios). Los judíos
practicantes han utilizado esta bendición en sus cartas durante
siglos. Ninguna carta a otras personas tenía esta marca, y la única
carta dirigida a Diego en la que se omitió fue en una que era para el
rey Fernando.
En su libro de "Sails of Hope", Simon Weisenthal sostiene que el viaje
de Colón estuvo motivado por un deseo de encontrar un lugar seguro
para los judíos tras su expulsión de España. Asimismo, la antropóloga
de la Universidad de Stanford Carol Delaney concluye que Colón era un
hombre profundamente religioso cuyo objetivo era navegar a Asia para
conseguir oro y financiar una cruzada para recuperar Jerusalén y
reconstruir el Templo de los judíos. En tiempos de Colón, los judíos
creían que Jerusalén debía ser liberada y el Templo reconstruido para
el retorno del Mesías.
Los expertos apuntan a la fecha en que partió Colón como una prueba
más de sus verdaderos motivos. Originalmente iba a zarpar el 2 de
agosto de 1492, que casualmente coincidía con la festividad judía de
Tisha B'Av, que conmemora la destrucción del primer y segundo Templo
de Jerusalén. Colón pospuso un día la partida para evitar salir en esa
festividad, ya que los judíos lo consideraban de mala suerte
(casualmente o a propósito, zarpó el mismo día en que los judíos, por
ley, tenían que decidir entre convertirse, marcharse de España o
morir).
El viaje de Colón no fue, como se cree comúnmente, financiado por la
reina Isabel, sino por dos judíos conversos y un judío. Louis de
Santángel y Gabriel Sánchez anticiparon un préstamo sin intereses de
17,000 ducados de su propio bolsillo para pagar el viaje, al igual que
Don Isaac Abrabanel, rabino y estadista judío. De hecho, las dos
primeras cartas enviadas por Colón durante su viaje no fueron para
Fernando o Isabel, sino para Santángel y Sánchez, dándoles las gracias
por el apoyo y contándoles lo que había encontrado.
Mientras el mundo ve correr sangre por violencia en nombre de la
libertad religiosa, vale la pena fijarse en el hombre que surcó los
mares en busca de esas libertades y que terminó llegando a un lugar
que terminaría convirtiendo esa libertad en uno de sus valores
centrales.